Ciudad de la Justicia de Madrid. Juzgado de Guardia
Concurso. Seleccionado
Dos realidades, en principio opuestas, se encuentran y complementan en la idea germinal de desarrollo del proyecto. La fuerte subordinación formal de la envolvente circular impuesta por el Plan Especial para todas las edificaciones del “Campus”, parece contradecir la racionalidad cartesiana que convendría adoptar para unos espacios de trabajo fuertemente divididos. En este sentido, resulta claro que, si bien la oficina paisaje permite una mayor libertad en cuanto a la elección del contenedor, el desarrollo de un programa basado en la fragmentación del espacio, aconseja la adopción de una trama rectangular en la que apoyar los despachos y las áreas de trabajo. Trama rectangular que, en segunda derivada, vuelve a acoger el círculo como elemento estructurante en el que apoyar núcleos de comunicación vertical, patios o elementos singulares. En definitiva, el JIM y el JAM; círculos contra cuadrados, cuadrados contra círculos, en un diálogo de llenos y vacíos.
Se opta, por tanto, por asumir radicalmente la envolvente propuesta, reservando el espacio interior para las áreas de trabajo y circulación de funcionarios; mientras que el exterior resultante se destina a las salas de espera y circulación de público en general. La necesidad de iluminación y ventilación de los espacios interiores de trabajo, unida a la conveniencia de separación y sectorización de usos, provoca la aparición de una serie de patios, organizando todo ello en torno a un núcleo vertical de comunicaciones. Según este esquema, el edificio debe entenderse como un volumen único y reconocible, como un cilindro contenedor en el que se practican una serie de operaciones interiores de vaciado y división, en respuesta a sus necesidades funcionales.